Desde 1890 hasta la actualidad, China se ha convertido en el país con mayor crecimiento económico del mundo, con un aumento del 10% anual.
Durante el siglo XIX, los contactos directos de China con Occidente comenzaron en 1866, marcando el inicio del comercio directo entre Europa y China, impulsado por Gran Bretaña tras las Guerras del Opio. A pesar de enfrentar rebeliones y la derrota en la guerra chino-japonesa de 1895, China vivió una profunda crisis de indentidad. La proclamación de la República en 1912 no resolvió esta situación y durante la primera mitad del siglo XX, China estuvo más enfocada en revoluciones internas y la guerra civil que en las dos Guerras Mundiales.
Tras la ascensión de Mao al poder en 1949, la República Popular China se transformó, pero fue a partir de 1978 con Deng Xiaoping que se iniciaron reformas significativas. Estas incluyeron la descolectivización de la agricultura, la apertura a inversores extranjeros y la concesión de licencias para empresas privadas, lo que impulsó un rápido crecimiento económico. China se convirtió en una sociedad menos dependiente de la agricultura y líder en sectores clave. Además también continuó con su transformación política y económica, uniéndose a la Organización Mundial del Comercio en 2001.
Sinedo la segunda mayor economía mundial, se enfrentó a un crecimiento económico que se desaceleró inesperadamente al 2,3% en 2020 debido al impacto en la pandemia del COVID-19, después de no alcanzar el 6% en 2019. A pesar de la ralentización estructural previa, el crecimiento volvió con fuerza al 8,1% en 2021, pero se estimó en un 3,2% en 2022. Se espera que la tendencia del PIB se recupere con un 4,4% en 2024.
La inflación a fines de 2022 fue del 2,2%. La preocupación por la deuda pública en China continúa, con estimaciones que superan el 30,3% del PIB.
La tasa de desempleo se redujo del 4,2% en 2020 al 4% en 2022. Se espera que vuelva a niveles anteriores a la pandemia, alcanzando el 3,9% en 2024. Sin embargo, persisten desafíos relacionados con la pandemia, el envejecimiento de la población, la desigualdad y la necesidad de abordar problemas estructurales.
China busca una recuperación completa del consumo, pero la pandemia ha expuesto debilidades en el sistema de salud y seguridad social. Aunque las exportaciones mantienen su importancia, se observa un creciente interés en sectores servicios como el comercio electrónico y servicios financieros en línea.
En cuanto a los sectores económicos, China tiene una economía diversificada, destacando los sectores agrícola y manufacturero. Aunque la industria contribuye significativamente al PIB, el país busca aumentar el peso del sector servicios con un enfoque en finanzas, logística, educación y salud, invirtiendo en el extranjero para así diversificar el turismo inmobiliario, las energías renovables y los deportes.
Globalmente, la economía china se ha visto afectada por eventos mundiales, como la invasión rusa de Ucrania y la pandemia. Se proyecta un crecimiento global más débil y una inflación fluctuante en los próximos años, lo que plantea incertidumbre para la agricultura, la industria y los servicios en China.
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